Cargando ahora
×

Por el Kayfabe

Por el Kayfabe

Wrestlemania 41 entre nostalgia, rivalidades olvidadas y una emoción incomparable al año pasado.

Por: Orlando Hernández

Ciudad de México, Ciudad de México a 16 de abril de 2025.- Siempre es difícil superar expectativas, escalar peldaños. En el mundo de las historias, personajes y narrativas una gran obra siempre es premiada con la imposibilidad del olvido, sin embargo, al mismo tiempo una carga pesada se libera en los hombros de la estructura.

Wrestlemania es incomparable, es incomprendida. No nos cansamos de decir que es el Super bowl de la lucha libre. Un deporte que por los últimos años permaneció siendo exclusivo para cierto tipo de personas, una población limitada… ¿Qué pasó?

En 2020, cuando la pandemia por COVID-19 cambió el mundo, el único deporte que no se detuvo fue la lucha libre, y como hablamos de Wrestlemania, especifiquemos: WWE no se detuvo. Wrestlemania no se detuvo.

En retrospectiva, la ambición o “amor” de Vince McMahon por la industria, fue un punto de inflexión para lo que hoy en día es el wrestling, que con muchos argumentos, se encuentra en uno de los mejores momentos de su historia, con récords en boletaje, audiencia y un plan exitoso de expansión internacional en sus eventos presenciales, todo esto acompañado de un cambio en sus estructuras narrativas que no sólo solidificó su vínculo con los fanáticos sobrevivientes, sino conquistó nuevos corazones, adultos o niños, conquistó el internet y trascendió estas barreras digitales para crear un fenómeno visible y casi tangible en el mundo entero.

Históricamente el ser humano siempre ha creado personajes cercanos a lo invencible, que dominen bajo el autoritarismo, arrogancia, injusticias y fuerza desmedida, como el típico Goliat o Cronos. Incluso podríamos referenciar, fuera de creatividades,  a la misma historia humana y bueno, cuando se usa esa narrativa, normalmente existe una catarsis emocional del público. Mientras más se prolongue la victoria del héroe, más será el éxtasis de la gente.

Esto lo supo ocupar perfectamente WWE y la historia la encabezó Roman Reigns con su personaje del Jefe tribal y en contra parte, por cuestiones exclusivas del destino, su héroe fue Cody Rhodes, un luchador con un fracasado pasado en WWE, alguien que se fue para triunfar y regresó para escribir una de las mejores historias en la vida de la compañía.

Todo esto nos lleva a Wrestlemania 41, evento que tomará lugar el 19 y 20 de abril de 2025 y que sinceramente, no ha logrado inyectarle expectativas a los fans, o mínimo no tanto a comparación del año pasado. Esto por el gran viaje del héroe de Rhodes, quien además para dar una gran dosis de realidad, fracasó en su primer intento en Wrestlemania 39.

Pero realmente ¿Cuál es la diferencia entre la edición próxima y la del año pasado del evento magno?

Algo evidente; los shows semanales. Eran fuertes donde tenían que serlo, con segmentos disruptivos, atrevidos y todo eso en una relación directa con los involucrados en los dos eventos centrales de Wrestlemania 40.

Si nos fijamos en las otras luchas del año anterior, fuera de las que cerraron las dos noches, la construcción de las historias son muy similares. Realmente no hubo ninguna gran construcción en storytelling, y no digo que la mayoría hayan sido malas en ese aspecto (rescato la de Gunther vs Sami, Jey vs Jimmy y Rollins vs Drew), más bien, simplemente no tuvieron los argumentos narrativos que uno esperaría para un evento de este calibre y aún así, la expectativa era altísima simplemente por la enorme y casi perfecta estructura de los dos eventos centrales.

Realmente pienso que Wrestlemania 41, analizando lucha por lucha, la mayoría tiene una argumentación sólida con rivalidades mejor construidas que las de Wrestlemania 40, a excepción de The War Raiders vs. The New Day, LA Knight  vs Jacob Fatu,  AJ Styles vs. Logan Paul y  Liv Morgan y Raquel Rodriguez  vs. Bayley y Lyra Valkyria, ya que simplemente fueron luchas creadas de la nada.

Con todo esto podemos centrarnos en la diferencia de expectativas entre la edición 41 y 40 de Wrestlemania y encuentro responsable primero, a los segmentos repetitivos entre Punk, Rollins y Roman, construida por medio de un “favor” que se tardó una eternidad en ser revelado, únicamente para algo que sinceramente carece de mucho sentido.

Sus promos individuales cayeron en un bucle de alardes sin aportar un objetivo y dañaron una rivalidad que al inicio, en el Royal Rumble y en el primer ataque de Roman durante la lucha de Punk y Rollins en una Steel Cage Match, unía perfectamente los tres puntos de la historia.

Del otro lado, tenemos a un Cody Rhodes que llega a la vitrina de los inmortales con un reinado irregular, pero carga con algo mucho más complejo: John Cena.

No es complejo por el hecho de ser Cena únicamente, sino, lo que es ser Cena en estos tiempos. Un luchador con una agenda muy complicada, lo que limita sus apariciones semanales y daña de una terrible manera el crecimiento e intensidad de la rivalidad.

Cody es alguien que normalmente tiene un micrófono decente, nada excepcional por lo que necesita siempre un compañero para lucir. Un buen ejemplo fue su trabajo el año pasado, ya que se turnaron entre Roman, Heyman y The Rock para trabajar con él, dejando segmentos que pasarán a la historia, sin cargarle toda la responsabilidad a Cody, cosa que sí se ha hecho este año y que es evidente que no beneficia a la rivalidad.

Desde la forma en que analizo la situación, Paul Levesque, apostó de cierta manera por la nostalgia, con un Punk que tendrá su primer evento central en su carrera y John Cena despidiéndose del más grande escenario de todos, descuidando así vínculos fuertes entre los aficionados y las historias que cimientan Wrestlemania 41, también por perder tiempo en aferrarse a Jey Uso y esperar a dónde lo llevaban las aguas del río en lugar de, con tiempo e ingenio, poner a trabajar a sus eventos centrales en los shows semanales.

No todo son los roces del pasado, no todo tiene que fluir por ser rivalidades “antiguas”.

Se siente en esta ocasión, un Wrestlemania con falta de cocción, con un salto de fé a que en el ring, todo salga como tiene que salir, con la expectativa puesta en los nombres que hay en la cartelera y sus pasados con sus respectivos rivales, sin intensificar en el camino los diversos puntos de tensión de las historias.

Publicar comentario